“La práctica docente se define, como el trabajo que desempeña el maestro o profesor dentro de la institución perteneciente al sistema de educación formal. Para el desarrollo de la misma se debe tener en cuenta dos aspectos, por un lado el pedagógico (transmisión de contenidos seleccionados) y por otro, el institucional (aplicar las mejores vías para dicha transmisión)”. –María Achilli; Gloria Eldestein y A. Coria-.
Con respecto a lo expuesto anteriormente, ¿Por qué se le aumenta día a día los espacios curriculares de los que debe hacerse cargo el docente?¿A qué se debe este fenómeno?¿A la falta de nombramiento de cargos?¿Por una nueva gestión educativa?¿Por una ampliación de la red burocrática?¿Por qué el Estado no asume su responsabilidad, y la delega a los docentes?¿Por qué la sociedad juzga su accionar, exigiendo más de lo que puede cumplir, desvalorizando su rol y autoridad?
La educación no puede evitar ser afectada por los cambios socioeconómico-culturales de la actualidad. Para ello la formación del docente debe ser constante y continua.
Francisco Imbernón sostienen que, “existe una profesionalización de la función docente orientada a una nueva cultura profesional, ésta los hará avanzar en el colectivo tanto social como educativo; esto quiere decir ganar en autoridad, en autonomía, en democracia, en control, y en responsabilidad”. El profesional de la educación debe dominar una serie de capacidades y habilidades, que es lo que hoy se les exige. Pero, ¿Es posible cumplir con estas exigencias, mientras el rol docente, el respeto por la autoridad del mismo se ha perdido casi en su totalidad?
Según Durkheim “el maestro era quien debía inculcar en los niños el respeto por la sociedad, mostrándose como una autoridad justa y necesaria”. Pero la crisis en la que se perdió esta autoridad del docente, trajo como consecuencia una decadencia en su rol fundamental, la transmisión.
El colectivo social de hoy hace responsable a los docentes de todas las crisis que se sufren entorno a la educación. Pero esta acción se desarrolla como consecuencia de la falta de responsabilidad del Estado. Por estas razones la autoridad, la credibilidad, el respeto, por el docente está en crisis. El maestro de hoy es juzgado porque el niño no aprende, es rebelde, no respeta.
Si bien mi postura no es colocar al docente como víctima, tampoco es hacerlos responsables de la decadencia educacional de nuestro país. Creo que muchas de estas falencias se deben a que el gobierno prefiere juzgar antes de dar solución a los problemas y creo más bien que todos somos responsables del cambio.
Como nos muestra la imagen, el docente de la actualidad no sólo debe limitarse a enseñar, sino también proteger, resguardar, guiar, y fomentar la evolución y formación del niño.
Francisco Imbernón, sostiene que: “la función y el rol docente es muy complejo. Su actividad laboral es permanente, pública y compartida (saberes pedagógicos, institucionales y disciplinarios). Los componentes del rol comienzan con un saber pedagógico especializado, que trae como consecuencia la competencia (colegial, profesional); compromiso ético moral; necesidad de corresponsabilización con otros agentes; en los que debe existir un equilibrio para su correcto funcionamiento”.
A pesar de toda esta negatividad de la sociedad y del gobierno sobre el rol docente, exponen que son el futuro de nuestro país, son los cimientos para la construcción de una educación más justa y que fomente la legitimidad.
Novoa, postula: “existe un exceso de discursos (científicos, investigadores), pero una pobreza de prácticas, que tienen como consecuencia la desvalorización del rol docente por parte del colectivo social”.
En la actualidad se sostiene que para ganar en legitimidad, en autoridad, en respeto, en democracia, los docentes deben formar un equipo pedagógico.
Finalmente creo que el debate que inicia esta temática sobre la desvalorización, la falta de respeto por la autoridad, las nuevas responsabilidades que se les asume a los docentes, es muy amplio.
Por un lado, se puede decir que el mismo docente es responsable de su desvalorización, porque se subestima así mismo, mostrándose débil frente a estas adversidades.
Por el otro, la sociedad argentina está acostumbrada a hacer responsable a otros agentes de los errores que ella misma comete, como así también el Estado. Es más fácil juzgar al docente por el comportamiento de nuestros niños, sin interesarnos que estamos haciendo mal como sociedad. Pedimos que los niños respeten, mientras que nosotros, que somos sus modelos no lo hacemos.
Creo que es necesario que el colectivo social que hoy cuestiona a los docentes, tome conciencia y busque, conjuntamente con estos últimos, una solución entendiendo que los docentes son profesionales de la educación que colaboran con la formación de los alumnos no sólo en conocimiento sino también en valores y actitudes, pero también la sociedad que rodea al niño debe cumplir esta función, de educar y reeducar.
Bajo la influencia de múltiples corrientes pedagógicas contemporáneas, como la de la Escuela Nueva, o teorías psicológicas, las más recientes expuesta por Gardner y Perkins; expresan que el rol del docente de hoy a cambiado con respecto a los últimos años. Los métodos de enseñanza son más reflexivos, y fomentan a la comprensión, al pensamiento.
Hoy no solo se busca la transmisión automática del conocimiento, sino también, cultivar la conciencia y el valor moral en los niños. Pero como se a repetido a lo largo de este ensayo, no toda la responsabilidad recae sobre el docente, sino también en la sociedad en la que el niño vive.
Bibliografía:
-Achilli, María E., Eldestein, Gloria y Coria, A. (Comp). “Práctica Docente y Práctica de la Enseñanza”. Buenos Aires, 1987.
-Lella, Cayetano: “Modelos y tendencias de la formación docente”. En I Seminario Taller sobre Perfil del Docente y Estrategias de Formación, Perú, 1999.
-Imbernón, Francisco: “La formación y el desarrollo profesional del profesorado”. Cap. I: “La profesionalización de la función docente”. Editorial Graó, Barcelona, 1994.
-Dussel, Inés: “Los impactos de los cambios en el contexto social y organizacional del oficio docente” en, Tentil Fantani, E. (Comp). “El oficio del docente. Vocación, trabajo y profesión en el siglo XXI”. UNESCO-IIPE. Osde-Siglo XXI. Buenos Aires, 2006.
-Birgin, Alejandra y Dussel, Inés: “Rol y trabajo docente”. Aportes para el debate curricular. Trayecto de Formación General Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. CEPA, 2000.
-Imbernón, Francisco: “La formación y el desarrollo profesional del profesorado”. Cap. II: “Maestro de todo, sabio de nada. La función docente”. Editorial Graó, Barcelona, 1994.
-Novoa, Antonio: “La nueva cuestión central de los profesores. Exceso de discursaos, pobreza de prácticas”. Cuadernos de Pedagogía Nº 286, Barcelona, 1999.
Alumna: Pereyra, Belén.
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